Tú: “Por favor organiza tus juguetes.”
Tu niño pequeño: “¿Por qué?”
Tú: “Porque alguien puede pisarlos y lastimarse.”
Tu niño pequeño: “¿Por qué?”
¿Te suena familiar? Una constante cadena de preguntas es muy común en la niñez. Una vez que tu niño empiece a decir frases de tres o más palabras – a menudo alrededor de los 24 meses – puede que empieces a escuchar preguntas más a menudo.
¿Por qué tantas preguntas?
En pocas palabras, tu pequeño se está volviendo más curioso sobre el mundo que le rodea. Entre los 24 y 36 meses, tu pequeño está construyendo su vocabulario a un ritmo rápido. Para que entienda no solo las palabras, sino también los conceptos que van con ellas, comienza a cuestionar las cosas.
A medida que reúne las palabras, comenzará a agregar preguntas para tener una comprensión más clara de lo que quiere saber. Usando el ejemplo anterior, Por qué podría convertirse en, ¿Por qué los juguetes duelen? También podría empezar a hacer preguntas antes de los 3 años como ¿Dónde?, ¿Qué?, o ¿Qué es eso?, mientras que ¿Quién?, ¿Cuándo? y ¿Cómo? suelen aparecer entre los 3 y 5 años.
Por muy repetitivas que te parezcan sus preguntas, son muchos los beneficios que provienen de su curiosidad, como por ejemplo:
- Se dirige a ti para explicarte las cosas de una manera que comprende, demostrando que está buscando información de personas en las que confía..
- Está mostrando interés en lo que le rodea, lo que puede aumentar su comprensión de objetos y personas de su entorno.
- Está construyendo su vocabulario y habilidades de comunicación escuchando tu respuesta y formulando sus propias respuestas.
- Está mostrando proactividad en su propio aprendizaje, lo cual es una parte importante del desarrollo cognitivo.
Ampliar la comprensión de tu niño pequeño
Al dar estos pequeños pasos cuando tu niño empiece a hacerte preguntas, podrás validar su proceso de aprendizaje y profundizar su comprensión.
¡Se paciente…y diviértete!
Puede ser frustrante escuchar una interminable cadena de preguntas cuando le dices algo a tu niño. Sin embargo, evita que sienta tu frustración manteniéndote fresco, calmado y tranquilo. Recuerda – tu niño pequeño tiene un deseo de aprender y eso es algo que hay que celebrar.
Siempre puedes hacer el proceso más divertido para ambos involucrándolo en una actividad práctica o leyendo un libro en lugar de responder las mismas preguntas repetidamente. Por ejemplo, si pregunta ¿Por qué?, cuando le dices que se lave las manos antes de la cena, puedes ponerle escarcha en las manos para que actúe como un germen. Podrá ver los «gérmenes» mientras se las lava, lo que le ayudará a entender mejor el concepto.
Ofrece respuestas detalladas
Es posible que tu niño pequeño no entienda cada palabra que dices, pero cuantas más palabras escuche, más fuerte será su vocabulario y sus habilidades lingüísticas. Cuando haga una pregunta, sé tan detallado como sea posible en tu respuesta, de manera que aún pueda entenderla.
Por ejemplo, si pregunta ¿Por qué? cuando señalas a los patos que vuelan en un día frío, puedes explicar que los patos y sus familias van a un lugar cálido durante el invierno. Les ayuda a mantenerse bien, en un ambiente acogedor, a encontrar comida para alimentar a sus familias y a tener más bebés. No te asustes de responder a sus preguntas en detalle; confía en nosotros, ¡está escuchando y asimilando todo!
Responde con preguntas
Los niños pequeños mayores, entre 30 y 36 meses, suelen tener suficientes habilidades lingüísticas para entender y responder a preguntas sencillas. Después de responder a su pregunta, intenta hacerle otra pregunta para mantener este proceso.
Por ejemplo:
Tu niño: “¿Qué es eso?”
Tú: «Eso es una hoja. Mira, hay muchas por aquí. ¿De dónde crees que vinieron?»
Después de mirar a su alrededor, tu niño dice: «¡Árbol, ahí arriba!» Este simple truco lo hace pensar más allá de la pregunta que hizo.
El amor de tu niño por las preguntas no solo es normal, sino que también es crucial para sus crecientes habilidades de resolución de problemas y de pensamiento crítico.